


Estas ondas de choque son pulsos de energía que se aplican de manera controlada en la zona afectada del cuerpo. De forma sencilla se han asociado los siguientes beneficios:
1. Estimulación de la curación: Cuando las ondas de choque alcanzan los tejidos, generan efectos mecánicos y biológicos. Los efectos mecánicos incluyen microtraumas controlados en los tejidos, lo que estimula la respuesta natural de curación del cuerpo. Esto puede incluir la producción de factores de crecimiento y la mejora del flujo sanguíneo local.
2. Mejora de la circulación: Las ondas de choque también pueden mejorar la circulación sanguínea y la formación de nuevos vasos sanguíneos en la zona afectada. Esto lleva más oxígeno y nutrientes a los tejidos, lo que puede ayudar en la recuperación.
3. Descomposición de tejido cicatricial: En algunas condiciones, como tendinitis crónica, las ondas de choque pueden ayudar a descomponer el tejido cicatricial o calcificaciones que puedan haberse formado en la zona lesionada.
4. Alivio del dolor: Las ondas de choque también pueden tener efectos analgésicos al bloquear las señales de dolor transmitidas por los nervios y al reducir la inflamación.
La terapia de ondas de choque se utiliza en una variedad de condiciones, incluyendo tendinitis crónica, fascitis plantar, calcificaciones en articulaciones, y más. Sin embargo, es importante mencionar que no es adecuada para todas las lesiones y que su aplicación debe ser supervisada por un profesional de la salud, como un médico o fisioterapeuta. El número y la frecuencia de las sesiones variarán según la condición del paciente y la recomendación médica.